Human Rights Watch (HRW) criticó este jueves en su informe anual la situación de los derechos humanos en Venezuela, Brasil, México y Nicaragua, y aseguró que el mundo vive “tiempos oscuros”, aunque la “resistencia” está “cobrando fuerza” en las instituciones y en la calle, especialmente en América Latina.
El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, aseguró en una entrevista a Efe que decir que el autoritarismo cotiza “al alza” no es contar toda la historia y que en el subcontinente se han registraron “importantes buenas noticias” el año pasado, como la condena al “desastre” de Venezuela, abanderada por el Grupo de Lima.
Tildó de “avance” la actuación de estos “actores inusuales” que, “quizá” por la ausencia de EEUU, se atrevieron a llevar la cuestión de las violaciones de los derechos humanos en Venezuela y Nicaragua a la arena internacional y lograron sacar adelante sus condenas.
El informe, presentado en Berlín, dedica un espacio importante a Venezuela -empezando por la foto de portada con opositoras sosteniendo velas en una vigilia- y lamenta el “enorme coste humano” de mantener a un autócrata en el poder, con la consiguiente “hiperinflación y devastación económica”, así como la falta de comida y medicinas, que han hecho que “millones huyan del país”.
“Las crisis política, económica, humanitaria y de derechos humanos en Venezuela se combinan para animar a los venezolanos a marchar y hacerles imposible la vuelta. Algunos podrán obtener el estatus de refugiado. Otros no pero afrontarían serias dificultades si regresasen a Venezuela y necesitan urgentemente asistencia humanitaria en los países a los que han emigrado”, afirma el documento.
El Gobierno del presidente Nicolás Maduro lleva años reprimiendo a la oposición política y al activismo civil, ha acabado con la separación de poderes, reprimido violentamente las protestas, encarcelado opositores y juzgado a civiles en tribunales militares, agrega HRW.
Brasil es otro de los países latinoamericanos que más preocupa a Roth, que denuncia el gran riesgo que supone la llegada a la presidencia del país de Jair Bolsonaro, quien ha “defendido la tortura y otras prácticas abusivas y ha hecho declaraciones abiertamente racistas, homófobas y misóginas”.
Aunque el “Trump de Brasil”, agrega Roth, puede también toparse con la “resistencia” que afronta el presidente de Estados Unidos en su país, ya que el gigante latinoamericano es una “democracia fuerte” con una justicia y unos medios “independientes” y una sociedad civil consolidada.
El año pasado, recoge el documento de la ONG, “la violencia alcanzó un nuevo récord” en Brasil, con 64.000 homicidios, la “violencia doméstica” siguió siendo habitual y en la mayoría de los casos no perseguida, y se dieron casos de “ataques xenófobos serios” contra migrantes venezolanos.
México, por su parte, es una “catástrofe en derechos humanos”, describe el informe ONG, que señala la “extrema violencia del crimen organizado” y los “extendidos abusos del ejército, la policía y la fiscalía”, que continúan practicando “asesinatos extrajudiciales, desapariciones forzadas y torturas” de forma impune.
Roth espera que Andrés Manuel López Obrador, el nuevo presidente mexicano, mantenga su promesa de retirar al ejército de la lucha contra el narcotráfico, una participación que ha sido “un desastre” y de terminar la guerra contra las drogas, ya que lo contrario sería “decepcionante”.
Nicaragua, señala Roth, “sigue los pasos de Venezuela”. HRW está preocupada por la “enorme concentración de poder” del presidente Daniel Ortega, que ha desmantelado los controles recíprocos entre instituciones y permitido que el gobierno cometa “escandalosos abusos contra críticos y opositores con completa impunidad”.
El informe alerta asimismo de que la “grave obstrucción” del Gobierno guatemalteco en la lucha por los derechos humanos, pues está poniendo en “peligro” los esfuerzos para perseguir la corrupción y el abuso, en referencia a su oposición a que la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig) continúe sus trabajos.
Sobre Honduras, HRW subraya la represión violenta de las protestas, la “corrupción y los abusos” dentro de las fuerzas de seguridad y los ataques a periodistas, activistas por el medioambiente, gais, lesbianas, bisexuales y transgénero: “La impunidad por los crímenes y los abusos de los derechos humanos son la norma”.
En El Salvador, documenta el informe, las bandas “asesinan, hacen desaparecer, violan o expulsan” a funcionarios, periodistas e incluso a las fuerzas de seguridad, incapaces de proteger a la población civil. La ONG señala asimismo las condenas por homicidio a las “niñas y mujeres” que presuntamente han abortado.
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