Procrastinar es una tendencia humana común. Como revela una investigación realizada por la Universidad de Calgary, alrededor del 20 por ciento de los adultos tienen episodios regulares de procrastinación, pero hasta el 70 o el 90 por ciento de los alumnos de estudios básicos y universitarios son propensos a padecer de este problema.
La procrastinación es un fenómeno de conducta que se caracteriza porque una persona evita o trata de retrasar una tarea importante llevando a cabo en su lugar una o varias actividades que en comparación son contraproducentes, irracionales o innecesarias.
A menudo este trastorno se tiende a atribuir a la pereza, pero más que la inactividad, en varios casos este fenómeno es regido por varios factores psicológicos, como explica la psicóloga clínica Brígida Acosta.
“Postergar las cosas a veces es un efecto secundario de la forma en que valoramos nuestras responsabilidades. Esto significa que es más probable que una persona retrase una obligación si ésta le parece poco gratificante. Por esta razón suelen darle prioridad a tareas que producen mayor placer, sin tomar en cuenta su importancia relativa frente a otras”, resalta la psicóloga.
De este modo, señala que procrastinar puede ser enmarcado como un producto de la motivación en lugar de la capacidad de una persona.
Sin embargo, aclara que en algunos casos lo contrario también puede ser cierto: alguien puede dejar una tarea sin cumplir a causa de una motivación desmedida por hacer bien las cosas.
“Es psicológicamente más aceptable no abordar una tarea difícil en un momento dado que enfrentar la dura posibilidad de que no se alcanzará el rendimiento deseado en el trabajo en cuestión. Así que los individuos de naturaleza perfeccionista suelen dejar las cosas sin hacer con la idea de que en el algún otro momento estarán mejor preparados para abordar el problema, y es al final que se dan cuenta de que no les queda tiempo”, dice Acosta.
CON PLANEACIÓN Y ESFUERZO ES POSIBLE SUPERAR ESTE DILEMA
Las estrategias para superar la procrastinación pueden variar dependiendo de por qué sucede en primer lugar, por eso es importante establecer el origen del problema. “El primer paso es que el individuo identifique sus propios hábitos y patrones. ¿Hay algún tipo de cosa que siempre posterga? ¿Qué es lo que tiende a postergar y cuáles son sus acciones cuando lo hace?”, explica Acosta.
A partir de cuales sean las razones, se puede lidiar con estas de diferentes maneras.
Cuando la cuestión gira en torno a que la tarea es muy ardua, Acosta sugiere que lo mejor es dividirla en múltiples asignaciones más pequeñas y dedicar un momento específico para trabajarlas, a fin de no sentirse sobrecargado.
Si la cuestión es que la persona se distrae con facilidad, recomienda alejarse de elementos distractores que puedan acaparar su atención, como celulares, aparatos electrónicos e interacciones por redes sociales, y concentrarse únicamente en la tarea que tiene entre manos.
Por último, en algunos casos incluso las personas más trabajadoras tienen días en los que están bloqueadas y por más que lo intenten no pueden obligarse a sí mismas a completar una tarea, en este caso el mejor plan es casi una contradicción.
“Tómese un tiempo libre y pare, tome un respiro, camine por unos minutos y relájese antes de pasar de nuevo a lo que estaba haciendo. A veces el descanso es la mejor solución”, expresa Acosta.
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