Con la llegada de diciembre, la lucha por la candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para las elecciones de 2020 entrará en una etapa importante porque el danilismo ha paralizado a los competidores internos de su entorno y el leonelismo está arreciando su labor para “persuadir” a sus contrarios de que no hay forma de detener las aspiraciones de Leonel Fernández.
La merma en el activismo inicial de los ex funcionarios de Danilo es manifiesta porque parecen haber entendido el mensaje de que “deben esperar la señal” que el propio mandatario fijó para marzo de 2019.
Si Danilo dice que él no se debe a sí mismo, sino a su pueblo que lo eligió y reeligió en la Presidencia y que ahora le reclama que vuelva en 2020, los demás precandidatos -excepto Leonel si es verdad que su proyecto no tiene marcha atrás- recogerán sus consignas y se alinearán para apoyar la reelección.
En el caso de que esa sea la decisión de Danilo -que yo creo que es la que tiene tomada-, el actual gobernante muy probablemente utilizará las semanas subsiguientes para motivar a sus seguidores sobre la necesidad de modificar la Constitución mediante una asamblea revisora para lograr su habilitación para poder ser candidato.
Conociendo un poco a este país y a sus políticos, hay muy pocas posibilidades -vistas las cosas hoy- de que algo detenga la reforma Constitucional para dejar abierta la oportunidad de otra postulación de Danilo.
De ser exitosa la reforma, lo que debe venir después es una primera campaña relámpago de Danilo para afirmarse en la mayoría de la población y buscar ganar de manera plebiscitaria en las primarias abiertas para escoger la candidatura presidencial el 6 de octubre de 2019.
Con la habilitación constitucional para postularse y cuatro meses de campaña, es difícil derrotar al Presidente de la República en la lucha por la candidatura presidencial.
Y no es fácil de derrotar no porque tenga propuestas programáticas diferentes a las de Leonel, sino porque cuenta con todo el poder y luce dispuesto a usarlo.
El leonelismo arrecia
Creo que el leonelismo está convencido de que mostrando arraigo en la población mediante la recogida de firmas y presentando encuestas propagandísticas que lo colocan puntero, va a persuadir al danilismo de que tiene que aceptarlo como candidato y como virtual Presidente de la República para 2020.
Me parece un error fiarse de ese rumbo para ganar la candidatura.
Al danilismo hay que enfrentarlo con fuerza y decisión, no por atajos y ardides, sino en una confrontación directa para determinar quién debe prevalecer, sabiendo que él acumula un gran poder y que no renunciará a sus aspiraciones por pruritos democráticos que ya no forman parte de la cultura del PLD.
En ese atajo de demostrar arraigo popular, el leonelismo tiene en agenda hacer dos grandes manifestaciones en Santiago en diciembre. El objetivo es claro: presentar a Leonel como un candidato indetenible, sin marcha atrás.
No tengo dudas de que ambas actividades serán masivas, llenas de colorido, con artistas populares animando a los concurrentes y derramando entusiasmo. Eso es parte del nuevo estilo banal de la política sin compromisos programáticos y éticos que se ha ido imponiendo en ausencia del debate de ideas.
Pero si Leonel llenara la Gran Arena del Cibao y hablara allí con toda elocuenciaÖ ¿significaría ello que el danilismo va a “convencerse” de que no hay oportunidad para su líder? No lo creo.
Si Leonel está dispuesto a pagar el precio que puede costarle desafiar en forma peligrosa al danilismo en su manifiesta voluntad de continuar en el poder, sería la gran revelación de fin de año, pero contrario a ello, creo que al final Leonel buscará una fórmula para salirse de abajo del tren conservando posiciones en el PLD para él y los suyos.
Eso hizo en mayo de 2015 horas después de que pronunciara un elocuente discurso en defensa de la Constitución de 2010 que prohibía la reelección consecutiva, que perjudicaba la continuidad de Danilo en ese momento, aunque permitía la alternativa que lo beneficiaba directamente a él y a Hipólito Mejía.
En la presente coyuntura, su ferviente defensa del carácter inconstitucional de las primarias abiertas y simultáneas con el padrón de votantes de la JCE, llegó hasta la madrugada del 27 de octubre recién pasado, Dios lo iluminó como él lo imploró horas antes, y se hizo el milagro: fue él quien presentó la propuesta de aprobar ¡Las primarias abiertas! que hasta entonces consideraba inconstitucionales.
¿Se puede creer que el leonelismo se confrontará sin marcha atrás con todo el poder que acumula el danilismo y a sus inmensas ganas de seguir en el gobierno y no caer abajo? Puedo equivocarme, pero también lo dudo.
La carrera política basada en fotografías retocadas y concursos de popularidad (encuestas) son efectivas para embaucar a la masa que se ha sometido a la ignorancia, que se tiene jugando loterías siete veces al día toda la semana y regalándole cajitas de Navidad, pero no para derrotar a competidores que conocen esos ardides y los reservan para lo que verdaderamente sirven.
Danilo, China y Estados Unidos
Respetados analistas del acontecer nacional han considerado que la decisión del gobierno dominicano de establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China constituye un factor de riesgo de deterioro de la condición de socio importante del país con el gobierno de Estados Unidos.
Opinan algunos que la Norteamérica de Donald Trump está irritada con el gobierno de Medina por ese paso y que ello dificultará cualquier proyecto reeleccionista del actual gobernante.
Es justo lo contrario. Tras las relaciones formales en el plano diplomático de República Dominicana con China y la visita del presidente Medina durante la primera semana de noviembre de 2018, el gobernante dominicano se ha colocado en mejor posición para abordar la agenda continuista con el poder norteamericano.
Antes de dar ese paso político trascendente, Danilo tenía la ventaja relativa de que el poder norteamericano estaba forzado a tomar en cuenta sus aspiraciones por dos razones fundamentales: una, ellos temen que República Dominicana caiga en una situación de ingobernabilidad porque en esta isla ya es suficiente con el caos político y social de Haití, lo que no haría nada bien a las fronteras de Estados Unidos una población de más de 20 millones desmandada y buscando rumbo hacia el norte.
La segunda razón es que al día de hoy los norteamericanos no tienen una alternativa presidencial confiable por su capacidad, ascendiente de masas y entrega total a sus objetivos políticos en la región.
Esa alternativa no existe en los partidos, en la sociedad civil y mucho menos en los cuarteles, y el pragmatismo proverbial de los norteamericanos los conduce sin complicaciones a arrebatar a Danilo todo lo que quieran y los hechos, desde el cambio de posición dominicana frente a Venezuela hasta la aceptación subrepticia del narco-asesino Willie Falcón para que viva aquí, ambos a pedido de Estados Unidos, lo prueban palmariamente.
Digo una vez más que Danilo luce dispuesto a hacer cualquier concesión a los poderes extranjeros con tal de no ceder el poder en 2020 para caer bajo las hordas de los “sicarios del honor ajeno” que se cobijan bajo la sombra de Leonel.
Trump lo toma o lo deja
Después de establecidas las relaciones con China, el danilismo puede decirle a Trump y a sus sabuesos: “Negociamos e iré tomado de la mano derecha de ustedes y de la izquierda de China. Si no negociamos y me adversan, le doy las dos manos a China, que ha prometido no abandonarme”.
Estados Unidos tampoco quiere eso porque sabe que China tiene grandes expectativas en Centroamérica y el Caribe que se concretan en el eje Nicaragua-Venezuela-Cuba-República Dominicana, y una desestabilización en el Caribe no expulsa migrantes a Asia, sino a Norteamérica.
Si Estados Unidos tuviera aquí al Jair Bolsonaro que no tiene para garantizar un voto popular y una transición sin riesgo de quiebra de la gobernabilidad, estuviera atizando los fuegos del caso Odebrecht, pues en el país no se ha hecho nada, mientras en todo el continente ha habido consecuencias y procesos judiciales de verdad, no parodias de enjuiciamiento y novelones de expedientes que solo dan risa.
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