El director de la Dirección Nacional de Investigación (DNI) dijo que el avance de la tecnología se la ha puesto muy difícil a quienes se dedican a interceptar llamadas telefónicas de manera ilegal, a tal punto de que en la actualidad su incidencia en esa actividad delictiva se ha reducido considerablemente.
El almirante retirado Sigfrido Pared Pérez explicó que para escuchar una llamada telefónica hay que hacer una gran inversión de recursos tecnológicos, humanos y económicos que los sujetos que se dedican a esa práctica no están en la capacidad de solventar.
Agregó que ya la escucha telefónica dejó de tener sentido, pues recordó que en los años 60 y 70 en Santo Domingo habían entre cinco mil o cuatro mil teléfonos residenciales, en tanto ahora cada persona tiene uno, dos y hasta tres teléfonos, además del que tienen en su casa.
Entrevistado por Héctor Herrera Cabral en el programa D´AGENDA que cada domingo se difunde por Telesistema Canal 11, el exministro de Defensa insistió en que en el país hay más teléfonos celulares que la cantidad de habitantes.
“Entonces si tu interviene solamente cien líneas, conlleva un gasto mensual altísimo por el hecho de que tu tiene que tener un personal para esa cien líneas, a parte de la tecnología que es carísima, porque la tecnología de la red de telefonía actual sacó del juego a mucha gente“, aseguró el director del DNI.
Insistió en que los equipos que se requieren para esas laborales son altamente costosos, y no solamente es comprarlos, sino también el mantenimiento anual o cada dos años de los mismos, también cuesta mucho, a parte de la logística del personal que debe operarlos.
“Por esa razón es que he dicho que quien se dedica a eso está perdiendo su tiempo y su dinero, pues no va a tener capacidad de obtener ni siquiera una ínfima información por esa vía, porque ya nadie habla por teléfono“, sostuvo Pared Pérez.
Reiteró que el negocio de las escuchas telefónicas ilegales está totalmente en decadencia, y lo que le queda a esas personas es hacer lo que se conoce popularmente como “truquiarse“ para engañar a personas inocentes, que se dejan confundir porque ya eso no tiene sentido.
Reconoció que quienes se dedican a eso están incurriendo en una actividad delictiva, porque hasta los propios organismos de inteligencia del Estado, para poder interceptar una llamada telefónica de una persona deben contar con la autorización de un juez, pues de lo contrario nada de lo que lo que se obtenga por esa vía tendrá validez probatoria ante la justicia.
Remachó que los personajes que en el pasado se hicieron famosos por dedicarse a la escucha ilegal de conversaciones telefónicas, en los últimos años han dejado de sonar porque la tecnología se lo ha tragado.
“Y los mismos organismos de inteligencia que no se dedican a actualizarse se quedan rezagados también“, precisó.
Argumentó que, más que importante que la tecnología es el factor humano, porque para la inteligencia en toda parte del mundo, el factor humano es lo principal, porque no es lo mismo tener equipos y recibir informaciones si no sabe lo que va hacer con ella, a tener un buen analista que recibe un dato y por simple que sea es capaz de armar las piezas de un rompecabezas que lo puede llevar al objetivo deseado.
Sin embargo, el funcionario dijo que se puede dar el caso de que un hacker siga a una persona y pueda penetrar a su computador para obtener una información importante, pero eso es casi sacarse el premio mayor de la lotería.
El 50 por ciento de los mensajes de las redes sociales son falsos
Sin embargo, el director del Departamento Nacional de Investigación dijo que lo más preocupante de esa situación es que generalmente esas informaciones falsas que se difunden en las redes se convierten en tendencias, y muchas personas imbuidas de buena fe le dan credibilidad.
“Naturalmente sabemos que un 40 y hasta un 50 por ciento de lo que está en las redes es mentira, son manipulaciones, para hacer daños, no solamente el daño particular, sino a instituciones, artistas y al gobierno“,detalló Pared Pérez.
Dijo que hasta en eso hay que tener mucho cuidado cuando se reciben informaciones y se analizan para no afectar a personas inocentes.
Precisó que lo grande del caso de esas mentiras que se difunden en las redes sociales es que tienen un efecto multiplicador, porque cuando se lanza, algo que es mentira, y la gente se impacta y le da a reenviar de manera insistente, y eso se convierte en un efecto multiplicador.
El director del DNI sostuvo que eso crea una realidad imaginaria, que por supuesto llama la atención de las agencias investigativas que tienen que darle seguimiento al caso, hasta comprobar su veracidad o falsedad.
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