La voracidad de las llamas y la posterior columna de humo que invadían a casi todo el Gran Santo Domingo desde la media tarde del 28 de abril pasado develaron las entrañas de un poderoso y peligroso monstruo que con los años cobraba cada vez más fuerza y al que no se le prestaba la debida atención, su nombre Duquesa.
Junto con el COVID-19, Duquesa ha sido el mayor tema de preocupación de los residentes en el Distrito Nacional, la provincia Santo Domingo y parte de San Cristóbal y de Villa Altagracia, pero como toda crisis genera sus soluciones, se activó el botón de pánico en busca de una solución definitiva a ese problema que durante 28 años se ha ido incubando.
El incendio y posterior consecuencia aceleró un proyecto que reposa en la Presidencia de la República desde el año pasado, financiado con casi un millón de dólares, por el Banco Interamericano de Desarrollo y el apoyo de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA).
Desde Febrero de este año, el Ministerio de Obras Públicas había iniciado los trabajos, pero de manera tímida, acondicionado los accesos al botadero, tal y como lo manda el decreto 21-20 que crea una comisión especial integrada por varias instituciones del Estado y encabezada por el Ministerio de la Presidencia para trabajar en la reestructuración del vertedero de Duquesa, teniendo como fundamentos tres aspectos: mitigar la crisis sanitaria, trabajar el cierre técnico y la ubicación de un nuevo lugar para un nuevo relleno sanitario con las garantís técnica para que opere sin afectar la salud de la gente ni el medio ambiente.
Cada una de las instituciones gubernamentales y las alcaldías tienen sus roles definidos, por ejemplo, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) está encargada de construir una planta de tratamiento para procesar los lixiviados, que supuestamente iniciaría en los próximos días; el Ministerio de Obras Públicas se encargaría de la infraestructura como la construcción de una verja perimetral y el sellado con caliche y arcilla de todos los residuos depositados en el lugar, y así cada entidad tiene su papel definido.
El ministro de Obras Públicas, Ramón Pepín, cabeza de institución sobre la que pesa el grueso del trabajo inicial, cuenta que el incendio lo que hizo fue acelerar un trabajo que se extendería por cuatro o cinco meses a tan solo 30 días por la emergencia causada por el humo.
Una vez concluida la primera fase de la remediación sanitaria con el sellado del espacio, se procede a seguir las siguientes metas y, como explica Pepín, cada una está debidamente definida.
“Ahora lo que hemos hecho es que hay un espacio reservado dentro del perímetro de Duquesa que le va a dar una vida al vertedero entre siete u ocho años con un verdadero vertedero que cumpla con las normativas de relleno sanitario, mientras da la oportunidad de buscar un nuevo lugar que reúna las especificaciones para un relleno”, dijo.
Algunas de esas condiciones son: el nivel freático del lugar, o sea, la distancia donde se encuentra el agua con relación a la superficie, que tenga una mina de caliche en su entorno para ir sellando los tiros o depósitos de residuos que estén dadas las condiciones tipográficas.
En la actualidad en Duquesa se trabaja en la construcción de una celda con sus exigencias técnicas como la colocación de geomembranas para evitar la infiltración de lixiviados, colocación de tuberías para conducir los líquidos y liberar los gases y la planta de tratamiento.
Solo en ese lugar se podrá depositar los residuos de una forma organizada y con garantías de seguridad y se calcula que las casi 5,000 toneladas de residuos que genera el Gran Santo Domingo puedan ser recibidas en el lugar sin mayores problemas.
También se visualiza la instalación de estaciones de transferencia en el Distrito Nacional y los municipios para reducir la cantidad de residuos que lleguen al relleno.
Para hacer factible y fiable lo contemplado en el proyecto financiado por el BID, se hace imprescindible la participación de los principales actores del tema de los residuos como son los alcaldes de la Mancomunidad.
Al final de cuentas, son estas instituciones las principales responsables del destino final que debe tener la basura que producen sus ciudadanos y munícipes.
Onofre Rojas, director ejecutivo de la Mancomunidad, en carta dirigida al director de este diario, Adriano Miguel Tejada a propósito de un editorial sobre la extinción del incendio en Duquesa, plantea que los alcaldes del Gran Santo Domingo han mostrado una gran decisión de trabajo mancomunado para encarar esta situación de Duquesa.
“Si a lo anterior dicho le agregamos que el MOPC (Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones) asuma en lo inmediato, al menos 2 de las 6 estaciones de transferencias que se requieren hacer en el Gran Santo Domingo, le puedo asegurar que una vez sean completados esos trabajos tendremos entre 7 y 10 años para preparar las condiciones de un nuevo lugar, el cual a partir del 2030 podría tener una vida útil por lo menos hasta el año 2060”, expresó Rojas.
Agregó que esos períodos podrán prolongarse en la medida en que haya una población más consciente y se pueda hacer uso de las innovaciones tecnológicas que permiten reducir la cantidad de residuos a ser enterrados.
Entiende Rojas que los grandes problemas también traen sus oportunidades y, que en esta ocasión, el hecho de que el incendio de Duquesa haya sido el más profuso de todos y que al mismo tiempo haya coincidido con el confinamiento de la población del Gran Santo Domingo a causa del coronavirus, y coincidido también con la toma de posesión de las nuevas autoridades municipales, ha generado una respuesta especial, dado el hecho de que también ha coincidido con la actualización del Plan Maestro de Residuos Sólidos del GSD que la Mancomunidad solicitó desde el año 2017.
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