Si el devenir político fuera mecánico -pero no lo es- y no dialéctico, como es, el leonelismo tendría razones y fundamentos para ir festejando, y los empresarios y otros oportunos visionarios, pudiesen ir alineándose cómodamente tras sus aspiraciones.
Pero la realidad, tan dinámica como aleccionadora, resulta -a mi humilde entender- muy diferente.
Mientras más presidenciable se torna Leonel, más necesidad tendrá el danilismo de presentar a Medina como su candidato con todo el poder político y estatal de que dispone, aunque tenga que modificar -una vez más como ha sido la norma- la niña con Síndrome de Down que todos llamamos Constitución.
¿Alguien en este país cree que Danilo gobernará “bien”, frenará los necesarios aumentos en los combustibles por dos semanas consecutivas para favorecer que retorne Leonel al poder en 2020 para hundirlo y eventualmente enjuiciarlo?
Tendría yo que ser el ingenuo que detesto ser para creer que el gobierno de Danilo va a asumir el costo de no subir los combustibles -en alza en los mercados a futuro- para que “el buen gobierno del PLD” le mantenga la casa en orden a Leonel para que él retome el poder. ¡Mire!
No digo que Leonel y los encuestólogos actúan para crear una situación en la cual Danilo vea el peligro de ser sustituido por su principal rival interno como un ardid para facilitar la reelección, expreso que los leonelistas cometen el error de presentarle al danilismo el “hecho consumado” de que Leonel es el favorito y Danilo no tendría más remedio que facilitar que el PLD mantenga el poder.
No; creo que Leonel tiene una táctica errática que consiste en tratar de convencer al danilismo -que es algo más que Danilo- de que él es el “más querido” y que lo que le conviene a aquel sector es apoyar condicionalmente su regreso al poder.
Están -políticamente- desquiciados si creen que el poder se rinde por resultados de encuestas, por promesas e incluso, por los escrúpulos de María Gargajo, aquella doña que lavaba el cascarón de los huevos y luego escupía la manteca para ver si ya estaba lo suficientemente caliente como para romperlos y echarlos a freír.
En ninguna parte del mundo el poder se reduce por persuasión: hay que derrotarlo con las masas populares, las armas insurrectas o la mayoría en las urnas.
Todos están ciegos
Mientras Leonel se presenta en todos los espejos como una especie de “relevo natural” de Danilo, el gobernante y su equipo político impulsan una agenda clara de habilitar primero internamente las condiciones para su lanzamiento como candidato y luego vendría el proceso de modificación de la Constitución para hacer legalmente posible su nueva postulación.
Eso explica que para el 27 de este mes de octubre esté convocado el Comité Central del PLD que debe decidir -al pie de la Ley de Partidos- cuál es la modalidad para la selección de candidaturas para las elecciones de 2020.
Ahí, a no dudar, los danilistas harán la primera gran demostración de fuerza frente a las aspiraciones de Leonel cuando aprueben las primarias abiertas, que fueron la bandera “constitucionalista” del leonelismo, pero que ante el hecho evidente de que no tiene como derrotarla, ha comenzado a abandonar como otras causas.
Atrás quedarán aquellas afirmaciones de Leonel de que si los diputados aprobaban las primarias abiertas sería un día negro para la democracia y -como siempre- seguirá aguantando desplantes políticos hasta que llegue “la hora de los hornos” y vea a Danilo aspirando y enfrentándolo para aplastarlo.
¿Danilo no está en reelección?
Hay dirigentes del PLD cercanos a Danilo que insisten en afirmar que el Presidente no está en buscar la reelección e incluso que las condiciones de 2019 no son las de 2015. Que así piensen sus amigos y sus adversarios, es un éxito del danilismo que apuesta a “marear” a Leonel y a todo el mundo.
Creo que las aspiraciones de Danilo de ser presidente para las elecciones del año 2000, del 2008, 2012 y 2016 pueden entenderse como naturales para un dirigente político con vocación de poder y alguna experiencia en posiciones importantes del Estado.
Ahora la cosa es distinta: Para 2020 Danilo tiene necesidad de seguir siendo el Presidente de la República porque no se puede dar el lujo de que otro gobernante tenga en su mano la posibilidad de poner a funcionarios connotados de su cuadra política camino de la justicia por las mismas acusaciones que ahora se les hacen a figuras importantes de los gobiernos de Leonel y del principal partido de la “oposición”, que es el PRM.
Y si esa es una razón poderosa para no ceder el poder a nadie, ahora el aspirante que se perfila como el próximo más probable inquilino del Palacio Nacional, es precisamente Leonel, que debe tener -no se si tiene- un ajuste de cuentas político con el danilismo que le resultaría imposible de aplazar, aunque simule hacerlo.
Protegerse él y proteger a sus funcionarios frente a un eventual “salto al vacío” de un nuevo gobernante que no le inspire confianza y seguridad, es un imperativo natural en un dirigente político que no se jubila ni se resigna a que lo humillen.
El único danilista que está en condiciones de competir con Leonel a lo interno del PLD es Danilo, de la misma forma que -al día de hoy- el único candidato que puede aventajar a Leonel en las urnas, si fuere por partidos diferentes al morado, es también Danilo.
Después que el Comité Central del PLD apruebe -como va a aprobar con más del 60% de los votos- la modalidad de primarias abiertas para escoger los candidatos, Danilo tendrá varios meses para observar la “competencia” entre Leonel, Domínguez Brito, Pared Pérez, Montás, Amarante, ¿Navarro?, CrespoÖ y cuando vea el “abuso” y la ventaja de su verdadero oponente (Leonel), intervendrá con su candidatura para frenar la dispersión del liderazgo de sus parciales y de todo su poder.
El dilema de Leonel
Si Leonel acepta competir con Danilo por la candidatura por el PLD, aceptará su derrota y si bien no lo apoyará como candidato a otra reelección para igualársele, no se atreverá a formar un frente sin marcha atrás como prometió en el Palacio de los Deportes.
Lo lógico es que si Danilo se lanza tras la candidatura por el PLD, Leonel -si muestra una determinación que hasta hoy nadie le conoce- lo desafíe desde fuera y sea el candidato de un frente de partidos que no ocultan que quieren postularlo.
¿Qué necesitaría Danilo para ser candidato? Modificar la Constitución y lo logrará con una asamblea revisora del actual Congreso.
¿Alguien ve otra agenda en el danilismo? Si la hay, estará en otro planeta porque aquí en la Tierra, no se escucha nada parecido.
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