CLEVELAND— LeBron James se presentó a su última rueda de prensa de la final de la NBA con una última sorpresa: un protector oscuro en su mano derecho, cubriendo la lesión que había mantenido en secreto durante una semana.
“Ahora mismo no tengo idea alguna”, dijo James.
Este desenlace — una derrota — era inevitable. Pese a la excelencia de James esta campaña, sus Cavs no estuvieron a la par. Ninguno le dio la oportunidad de vencer a los Warriors, por razones obvias. Y el cierre fue una barrida, la segunda en la carrera de James en finales de la NBA. Sellada en su propia casa, fue quizás el desenlace más funesto para su ciclo en Cleveland.
El resultado final la noche del viernes fue Golden State 108, Cleveland 85. Los Cavaliers debieron haber ganado el primer partido y también tuvieron una propicia oportunidad de llevarse el tercero. Pero nadie pone en duda cuál era el mejor equipo.
Los Warriors son los mejores. James lo sabe.
El astro facturó 23 puntos en el cuarto partido, por lejos su total más bajo de la serie final. El duelo quedó liquidado poco después del descanso y James fue reemplazado por Cedi Osman con 4:03 por jugar.
“Es un tipo aguerrido y me gusta tenerle en el equipo. Lucha y compite hasta el final”, dijo el entrenador de los Cavaliers Tyronn Lue.
Es muy posible que James se haya despedido el viernes con la certeza que había lucido un uniforme de los Cavaliers por última vez.
Pero es complicad visualizar un escenario en el que James tenga claro su próximo destino, si es que hay uno.
Houston y los Lakers de Los Ángeles son mencionados como posibles opciones — pero dado que están en la Conferencia del Oesto eso significa que deba tener que lidiar con los Warriors antes en los playoffs. Podría irse a Filadelfia para sumarse a un equipo en ebullición, si bien sumido con interrogantes en sus despachos tras la renuncia de Bryan Colangelo por el escándalo desatado por el uso de unas cuentas de Twitter. Podría volver a Miami, ciudad con la que sigue encantado.
Lo que pasa es que no hay opción obvia.
Su decisión será determinada por los deseos de su familia y el potencial de ganar títulos.
“Mi familia es un elemento enorme en lo que acabe decidiendo”, dijo James.
Incluso si los Lakers logran fichar a James y a otro jugador de jerarquía como un Paul George en los próximos meses, cuesta considerarles como un contrincante capaz de bajar a los Rockets y Warriors de su pedestal en el Oeste. Filadelfia parece estar cerca de ser un candidato serio en el Este, pero aún le falta para ser campeón. Houston sería lo ideal, pero es un enigma cómo funcionaría un tridente James-Chris Paul-James Harden.
Lo que sí está claro es que Cleveland no podrá ganar otro campeonato con un plantel como el que tuvo en esta serie final.
Y James busca más anillos. Para eso invierte 1 millón de dólares al año en su acondicionamiento físico. Por eso, en su 15ta temporada en la liga, lució más dominante que nunca.
No da muestras de declive — por ahora.
Pero tiene 33 años. El tiempo siempre acaba imponiéndose. El esplendor de James llegará a su fin en algún momento.
James puede marcharse sin deberle nada al noreste de Ohio. Regresó. Le dio a Cleveland un título de la NBA. He hecho tanto por la ciudad. Pero james nunca olvidará la funesta misiva que el dueño de los Cavaliers Dan Gilbert escribió cuando firmó con Miami en 2010.
Ya sea se quede o se vaya, LeBron James será el foco de atención en el receso de verano de la NBA.
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