En un plazo de tres semanas la República Dominicana conocerá al dedillo el sistema de elección de candidatos presidenciales, congresionales y municipales, que utilizarán los 27 partidos políticos inscritos para participar en las elecciones generales de 2020.
Las convenciones internas se han convertido siempre en episodios cruciales, a veces lucha de vida o muerte, para las organizaciones políticas del país, debido al alto nivel de violencia y divisiones desatadas antes, durante y después de la celebración de estos procesos.
Tanta relevancia le dispensa el liderazgo nacional al tema, que este año volvió a convertirse en buque insignia del Congreso, para amenazar el naufragio de la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, en medio de los descarnados debates legislativos por la modalidad de elección de candidatos, después que el proyecto llevaba casi dos décadas sepultado de gaveta en gaveta.
Cuando finalmente la Ley 33-18 fue promulgada el 13 de agosto pasado los conflictos prevalecieron en torno a la constitucionalidad o no de los artículos 45 y 46 sobre la forma de seleccionar los candidatos. Especialmente por la imposición de la modalidad de primarias abiertas simultáneas con el padrón de la Junta Central Electoral, impuesta a los partidos políticos.
La propia ley otorga a la Junta Electoral la reglamentación, organización, administración, supervisión y arbitraje de este proceso, que se celebrará a más tardar el primer domingo de octubre del año preelectoral. O sea, en 2019,
Atendiendo a esta impronta y la cercanía y complejidad de los comicios de 2020, con votaciones divididas en febrero y mayo, el tribunal de elecciones emitió de inmediato, el 21 de agosto, la resolución 03-18 otorgando un plazo de 75 días a los partidos para que presentaran la modalidad de primarias y el tipo de padrón que utilizarían.
De inmediato esta decisión desató los demonios en la dirigencia política, principalmente en el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que consideró el plazo insuficiente en medio de agudas contradicciones de los grupos internos en pugna. Mientras varios partidos minoritarios elevaron una medida cautelar ante el Tribunal Superior Administrativo, que la rechazó el 8 de este mes.
El tribunal de elecciones, que buscaba un período de por lo menos un año para iniciar el proceso de organización de las primarias abiertas, simultáneas con el padrón de esa institución, se vio precisado el 12 de septiembre a emitir otra resolución, la 04-18, extendiendo el plazo por 30 días más, el cual vence el 6 de diciembre próximo.
La advertencia ha sido puesta sobre la mesa. Ya tres de los cuatro partidos mayoritarios han decidido el método privilegiado. El PLD, primarias abiertas, y los partidos Revolucionario Moderno (PRM), padrón cerrado, y Revolucionario Dominicano (PRD), primarias abiertas solo para el nivel presidencial.
Se establece así, que solo el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), con todos los inconvenientes para recomponer su estructura, falta por decidir el método de selección de sus candidatos. Mientras los partidos emergentes desbrozan entre el abanico de posibilidades que les otorga la Ley, entre convenciones de delegados, de militantes, de dirigentes y encuestas.
Ahora al país solo le resta desear que todo salga a pedir de boca y que la sangre no llegue al río en este nuevo escenario de luchas de los partidos políticos, por el bien de la democracia sui géneris que exhibe la República Dominicana.
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