Neflix pudo haber hecho un gran servicio a la política dominicana, a la democracia criolla, si hubiera exhibido Los Dos Papa antes del 6 de octubre.
Benedicto XVI y Jorge Bergoglio no fueron a primarias abiertas, y lo suyo era fiero, imposible, y no solo personal, sino teológico.
Uno representaba el atraso y el otro la reforma, una situación de enfrentamiento que pudo haber afectado gravemente el mundo católico.
Era para que se cayeran una a una las piedras con que Pedro edificó la Iglesia por mandato del propio Jesús. Tres veces le dijo: Pedro, apacientas mis ovejas.
Sin embargo, pudieron superar el impasse de una manera extraña, casi milagrosa. Uno compró pasaje para llevar a mano su carta de renuncia y el otro lo había convocado para disuadirlo. El Espíritu Santo corrigiendo extravíos.
Hubo espacios para los dos, y sin perder naturaleza ni investidura. Benedicto pasó a la sombra con título de emérito y el cardenal Bergoglio asumió como Francisco I.
No se sabe que Leonel y Danilo hayan visto la película, pero sí Margarita, que ahora la recomienda. Y sería para lamentarse, pues entre ambos hizo falta jubileo.
Dios verdadero de Dios verdadero.
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