
El COI establece que el boleto para entrar al cielo olímpico tiene que estar enchapado en oro, pero en Tokio los dominicanos no necesitaron de ese metal en sus tickets para degustar y, con ello, trasladar ese refuerzo de orgullo y autoestima a millones de compatriotas el sabor de las mieles del paraíso.
La histórica cosecha de cinco metales olímpicos que agotaron los criollos en suelo nipón casi triplican sus mejores zafras (Pekín ’08 y Londres ’12); rompió hasta los pronósticos más optimistas, mandan un contundente mensaje a la clase política y empresarial sobre el potencial que tiene el país, además de siembran las semillas en millones de niños y jóvenes con nuevos patrones a seguir.
Cuando los Juegos de la capital japonesa iban por su ecuador el desempeño quisqueyano generaba dudas con… Seguir leyendo
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