Aunque a simple vista parecen unos cachorros más, Víctor e Isabel, dos leones sudafricanos de dos meses, marcan un pequeño hito de la ciencia: gracias a un proyecto de la veterinaria española Isabel Callealta, son los primeros del mundo en nacer tras ser concebidos por inseminación artificial.
Los cachorros viven en la municipalidad de Brits, en el Centro de Conservación Ukutula, una reserva privada a unos 70 kilómetros al noroeste de Pretoria.
Allí, Callealta, estudiante de un doctorado en la Universidad de Pretoria, investiga sobre reproducción de felinos salvajes.
A modo de broma y de homenaje por parte del personal del centro, los dos leones acabaron bautizados con su nombre y el de su pareja.
«No son leones probeta, ya que no hemos usado técnicas in vitro», remarca a Efe esta madrileña de 34 años, para enfatizar, precisamente, lo que hace únicos a estos dos cachorros.
Los protocolos desarrollados por Callealta -con la supervisión de dos profesores de la universidad- suponen una alternativa no quirúrgica a las vías de fecundación empleadas hasta ahora, mucho más invasivas porque generaban el embrión «fuera» del animal.
«Esto quiere decir que no es necesario someter al animal a cirugía para aplicar la técnica, pero, por supuesto, tenemos que hacerlo con sedación porque estamos hablando de leones», bromea.
Explicado de forma simplificada, recogen el semen de un león macho, anestesian a la hembra y lo depositan en ella con un catéter, lo que para los animales significa reducir tiempo de sedación, cuidados posoperatorios y efectos secundarios.
Hasta ahora, la inseminación artificial en leones había registrado solo dos casos exitosos, pero esta es la primera vez que unos cachorros nacen realmente.
«Hay muchos factores que lo hacen muy complicado. En general, los felinos son especies solitarias y, si investigas una especie en un centro de cautividad vas a tener como mucho uno o dos individuos de la misma especie, y en investigación siempre se necesita un número alto (de muestras) para que los resultados sean fiables», expone la especialista.
«Se requieren muchos recursos, mucho dinero y mucha gente trabajando en ello -agrega-, con lo cual, hay pocos estudios y los que hay son con pocos animales. Podemos decir que si no se ha logrado antes es porque no se había podido probar».
A diferencia de otros animales como las vacas o los humanos, los felinos ovulan generalmente solo cuando hay un macho cerca o, más concretamente, cuando hay cópula.
«Si los inseminamos no hay cópula, por lo que no van a ovular naturalmente. No solo hay que desarrollar un protocolo de inseminación artificial sino que además hay que desarrollar uno para hacerles ovular», indica Callealta.
«Parece algo simple, poner el semen dentro de una hembra, pero hay un montón de pasos de los que no se sabe nada y hay que ir muy poquito a poquito», añade.
El hecho de que los leones sean menos solitarios porque viven en manada y la posibilidad de estudiarlos en un centro como Ukutula era un buen punto de partida, aunque la madrileña no limita su investigación al «rey de la selva».
«Queremos usar este protocolo como punto de partida para otras especies que lo necesitan más en este momento. Los leones están considerados hoy una especie vulnerable pero muchas otras especies de felinos salvajes amenazados se encuentran en una situación aún más crítica», detalla.
La población de leones crece lentamente en Sudáfrica gracias a las reservas naturales nacionales y privadas, pero es una excepción mientras que en el resto del mundo los números retroceden.
Se estima que la población mundial, que en torno a 1800 estaba en 1,2 millones de ejemplares, cayó un 98 % en los últimos dos siglos.
Los pequeños Víctor e Isabel fueron el resultado de más de un año y medio de investigación que abre nuevas puertas a la conservación.
«Fue muy emocionante ver que funcionaba, pero al mismo tiempo es una gran responsabilidad. Significa que realmente se puede hacer, y que tenemos que seguir trabajando y atinando para que funcione cada vez que probemos y no solo una vez de cada tantas», señala.
Una vez consolidadas, las técnicas de Callealta podrían aplicarse a especies más inaccesibles, solitarias y amenazadas, como tigres o leopardos.
«La reproducción asistida y, en concreto, la inseminación artificial no es la única solución que va a salvar a todas las especies del planeta de extinguirse. Pero es una herramienta más que podemos usar para ayudar», concluye la veterinaria.
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