—¿Le llegan los rumores? Que si está enferma, que si está mayor, que va a renunciar…
¡Pero si hasta oí a un señor hace un año en un programa diciendo que yo había presentado la renuncia! Y hablaba con la certeza de quien ha visto el documento!
Y se ríe. La Procuradora General de la República ríe más a menudo y con más ganas de lo que cabría esperar por su habitual gesto severo. Las risas rompen frecuentes el hilo de la conversación, que salta con chispa de un tema a otro.
—Hace casi dos años y medio que ocupa el cargo. ¿Cómo se siente?
A veces… a veces me canso.
—¿Presiones internas o externas?
Yo aquí no tengo grupo, yo aquí no ando persiguiendo a nadie, no tengo que estar cuidándome tanto; al fin y al cabo puedo darme el lujo de decir lo que yo quiera. No tengo ni filias ni fobias.
—¿Se ha sentido sola dentro del Ministerio Público?
A veces. Allí hay gente muy valiosa. Por ejemplo, tengo una relación excelente con Frinette Padilla, que es la Directora Jurídica y también con Thalía Goldberg, directora general de la carrera del Ministerio Público. Por otro lado, me asombra que haya tanta gente dentro de la Procuraduría tratando de evitar la evaluación.
Be the first to comment