Una de las flaquezas del sistema de salud del país es la falta de una data amplia, actualizada y comprobable de estadísticas.
Eso obliga a que, en caso de incidencia de una enfermedad con variables raras o desconocidas, no dispongamos de suficiente información científica para abordarla.
De hecho, las estadísticas que de alguna manera recopila el sistema sanitario son insuficientes y se procesan tardíamente.
Eso impide saber o predecir sus potenciales consecuencias y, también, establecer su nivel de recurrencia o afectación de personas.
De ahí que resulte una buena noticia que en el país están en curso nueve investigaciones sobre el coronavirus, una pandemia que enfrentamos a base de ensayos de prueba y error con vacunas o fármacos.
Esta data o el formato tecnológico creado para la recopilación de informaciones podrían muy bien aplicarse al resto de otras enfermedades, epidémicas o no, que atacan la salud y la vida de millones de dominicanos.
Ahora que el sistema nacional de salud está evidenciando todas sus debilidades en medio de la pandemia, debería ser una política de alta prioridad del nuevo gobierno un mayor apoyo financiero a este sector.
No solo para ampliar sus servicios sino para promover investigaciones que aporten respuestas eficaces a los problemas de salud y calidad de vida de los dominicanos.
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