
Temas que hace algunas décadas eran tratados como mitos y tabúes en las familias dominicanas, hoy se han convertido hilos conductores para el mantenimiento de una buena relación de pareja y, por ende, como un elemento de alta importancia para la prolongación de una relación marital.
Uno de ellos es la disfunción eréctil, patología que en el pasado fue causa de divorcios, suicidios y hasta de aislamiento familiar y social de hombres que no buscaban ayuda profesional o no encontraban alternativas para satisfacer sexualmente a su pareja.
Hoy día la historia ha cambiado. Es en pareja y en la unidad familiar en donde se trata ese tipo de dificultad y en donde se buscan las alternativas para las soluciones.
Así lo revela el doctor Robert Mejía, quien afirma que el implante de pene vino a ser el salvoconducto para restaurar la familia: “Es decir, nosotros lo que hacemos es poner familias felices”.
Y dice más: “Yo tengo pacientes que me dicen que, si no les resuelvo, se van de la casa”.
El doctor Mejía edifica en torno a lo que es la disfunción sexual, y comenta que esa patología se torna evidente cuando el hombre es incapaz de tener y mantener una buena erección y que le permita una buena penetración en su pareja.
Explica que se considera una situación de cuidado en términos de salud, cuando la presencia de esa discapacidad sobrepasa los tres meses, por lo que los especialistas de inmediato diagnostican al individuo como un paciente con problemas de disfunción sexual.
“Cuando investigas y ves que el hombre tiene un problema orgánico como del tipo diabetes, se le hace un chequeo completo de su organismo”, expresa el facultativo, al indicar que una cantidad considerable de masculinos con esta patología tienen un organismo descompensado por la diabetes.
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