
Irma dejó una senda de destrucción a su paso por el Caribe y se dirige hacia Florida, pero la primera semilla de su magnitud y su fuerza monstruosas fue plantada en el otro extremo del mundo hace más de seis meses.
Sucedió de manera bastante inocente, cuando el fenómeno conocido como El Niño se formó anticipadamente y no se materializó en el océano Pacífico. Con el tiempo, esto dio paso a que se creara un huracán en el Atlántico que creció hasta el tamaño del Estado de Nueva York con vientos que superan los 297 kilómetros por hora.
“Las probabilidades de tener un Irma en un año de El Niño son realmente bajas”, dijo Phil Klotzbach, autor principal del pronóstico estacional de huracanes de la Colorado State University.
Fueron pescadores peruanos en el siglo XVII los que dieron su nombre, Niño o Niño Jesús, a este fenómeno meteorológico recurrente, al observar algunos años el calentamiento del Pacífico tropical en la época de Navidad. Seguir leyendo…
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