Para muchos dominicanos resulta inconcebible pasar una Navidad sin la voz, los movimientos en tarima y la sabrosura del Caballo Mayor, Johnny Ventura. Con su partida el merenguero dejó un sentimiento de orfandad en el merengue. Y no podía ser de otra forma.
Tras la muerte de Joseíto Mateo tres años antes, Johnny asumió el rol de padre del ritmo dominicano. Sus más de 60 años poniendo a bailar a los locales lo hicieron merecedor de… Seguir leyendo
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