La semana de la moda dominicana llegó a su fin y con él las calles de la Ciudad Colonial, sede del evento por segundo año consecutivo, recuperan su ritmo cotidiano, aunque siga siendo el escenario preferido de los fashion bloggers para sus múltiples “shooting” instagrameros. Y precisamente para discutir las proyecciones futuras de la industria de la moda, estos influencers se reunieron en un panel, organizado por el Ministerio de Turismo y DM. Estas fueron las conclusiones del Fashion Summit.
Como en años anteriores, DominicanaModa 2018 no se concentró solo en desfiles; durante la fiesta de las tendencias se llevaron a cabo actividades paralelas y afines que complementaron su agenda, y una de ellas fue precisamente con los fashion bloggers, con quienes se realizó un encuentro –entre representantes locales e internacionales– para celebrar el “Fashion Summit”, donde se desarrollaron dos paneles: “Fashion blogger: periodista, influencer o celebridad” y “Fashion blogger: lo que viene a Latinoamérica”.
Moderado por Sócrates McKinney, el primero tuvo a Deborah Karter, de República Dominicana; Juan Pablo Jim, de México; Amelia y Elisa Ochoa, de Colombia; Atenas Hernández, de Honduras; y Lia Pellerano, de República Dominicana, como participantes.
Interesantes exposiciones se dieron durante las intervenciones del primer panel donde Juan Pablo Jim definió al fashion blogger como “generador de contenido”, indicando que, como tal, el mismo puede ser cualquiera de los tres: periodista, influencer y celebridad. Ante esto, la pregunta era obligada: ¿cuál es el criterio para considerarse fashion blogger?, cuestionó McKinney. Las gemelas Elisa y Amelia Ochoa respondieron lo que parece obvio, tener un blog. Y agregaron a esto la disciplina, la constancia, la estrategia y el ser profesional… dejando claro que detrás de cada foto “hay días largos llenos de trabajo”, que ser fashion blogger es “muy chévere, pero no significa que no sea duro”.
El por qué cobra a las marcas un fashion blogger fue otro de los temas tratados y en este punto los integrantes del panel se justificaron, pues su trabajo, según explicaron, se basa en que “damos nuestra experiencia, esa es la diferencia con las revistas. Damos nuestra credibilidad”, explicaba Atenas Hernández, quien aprovechó para poner en relieve cierta circunstancia que se da respecto al pago en comparación con un bloguero de moda americano y uno latino y es que, “por alguna razón, las empresas latinoamericanas piensan que nosotros debemos cobrar algo mínimo, comparado con lo que cobra una revista. Y es el mismo trabajo, tal vez un poco más, porque nosotros personalmente tenemos más alcance… Cuando recomendamos un producto, es más lo que nosotros hacemos”, sostuvo Hernández.
Para Deborah Karter, un fashion blogger es periodista “porque documenta fotográficamente su trabajo. Es influencer porque impacta en una audiencia y tiene el poder sobre esa audiencia que toma la decisión de compra. Y también es un poquito celebridad porque llama la atención, de una forma u otra”.
José Forteza, editor senior de Condé Nast para México y Latinoamérica, esperó su turno para subir al segundo panel, pero antes lanzó a los blogueros la siguiente interrogante: ¿qué piensan de la prensa escrita tradicional que lleva dos siglos de trabajo?
Juan Pablo tomó la palabra para concluir que el futuro está en la mezcla de ambos, la de la prensa tradicional con los bloggers y el social media actual.
La segunda mitad del encuentro se dio con el relevo de los panelistas para hablar de las tendencias de Latinoamérica. Esta vez, los miembros eran José Forteza, editor senior de Vogue y GQ Latinoamérica; Glency Feliz, República Dominicana; Nicole Putz, Chile; Fernanda Medina, México; y Mario Aragana, Venezuela.
La moda de la región fue el tema central. Aquí se tocó la importancia del apoyo a los creadores latinoamericanos, sobre todo a aquellos que viven en países con situaciones políticas complicadas, como Cuba, Venezuela y Nicaragua. “No se olviden de ellos”, pidió Forteza, resaltando el esfuerzo que están realizando los diseñadores nicaragüenses, por ejemplo, para salir adelante. Se recalcó también que el reconocimiento del público nacional y el impulso que ha dado el arte nacional a sus talentos ha provocado que el resto del mundo también se enfoque en Latinoamérica.
Textos por: Glenys González y Laura Yépez
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