En gran parte del mundo se ha iniciado la desescalada hacia la normalidad, aunque la pandemia del Covid-19 nos sigue azotando. Entre los tantos reajustes sociales que esto implica está el ámbito laboral, que urge ser analizado, redireccionado y adaptado a la necesidad actual.
Uno de los aspectos que más preocupa a los expertos en el área es el teletrabajo que se generalizó, «de forma abrupta», en varias naciones en marzo, como el caso de República Dominicana, y probablemente, de una manera u otra se quedará en el futuro, con lo que necesario desarrollar su regulación e incorporarlo al diálogo social.
Luis Pérez, profesor del máster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), usa a España como ejemplo, pero sus consideraciones representan la realidad de otros estados independientes. Para él la situación incide en que las empresas españolas van a optar en el futuro por mantener parte del teletrabajo que ahora se ha generalizado, «eso está claro», pero «en esta modalidad no porque llegó de forma abrupta» y «las infraestructuras tecnológicas de empresas y trabajadores no estaban preparadas».
Luis Pérez, profesor del máster en Dirección y Gestión de Recursos Humanos de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), usa a España como ejemplo, pero sus consideraciones representan la realidad de otros estados independientes. Para él la situación incide en que las empresas españolas van a optar en el futuro por mantener parte del teletrabajo que ahora se ha generalizado, «eso está claro», pero «en esta modalidad no porque llegó de forma abrupta» y «las infraestructuras tecnológicas de empresas y trabajadores no estaban preparadas».
Cree que muchos trabajadores «al principio, lo vieron bien» porque «se pensaba en una oportunidad de mejorar la conciliación», pero «no es algo real, ya que no hay colegio» y «eso también genera dificultades.Pero, por encima de todo y gracias a que muchas empresas se buscaron fórmulas propias, se ha logrado un funcionamiento normal en muchos casos».
Considera que el teletrabajo se quedará entre nosotros pero no se puede aplicar al 100%. Dice que algunos procesos que ahora se hacen de forma telemática, como algunas reuniones, volverán a realizarse de forma presencial porque hace falta el contacto entre las personas.
Pero más allá de algunas reuniones, la pandemia de coronavirus ha puesto de manifiesto, a su juicio, que deben cambiar algunos aspectos técnicos y legislativos del teletrabajo.»Está claro que la regulación de los horarios de trabajo debe hacerse de otra forma», ya que «no solo hay que pensar en controlarlo cuando es presencial, hay que aportar algo que lo contemple en esta fórmula».
Por esta razón defiende que es importante introducir el teletrabajo en el dialogo social entre sindicatos, empresarios y administración. Para llevar el teletrabajo a las reuniones del diálogo social, entiende que no es necesaria una futura ley de teletrabajo, por la que abogan otros especialistas, «sino adaptar la legislación actual», por lo menos en el caso de España, los otros países debe ajustarse de acuerdo a su realidad política.
De esta forma, «se podría introducir más flexibilidad en los puestos de trabajo actuales» que puedan hacerse por teletrabajo «y también marcar las pautas necesarias para puestos que solo se ofrezcan en la modalidad de teletrabajo, que van a ir a más».
«Está claro que en el futuro hay que buscar un equilibrio con esta nueva modalidad y regular las relaciones entre empresa y trabajador para que «también en esta fórmula se pueda conciliar o tener tiempo de ocio».
Debe precisarse mejor quién aporta en el teletrabajo todos los medios técnicos, como ordenador, teléfono o conexión de internet. «Cuando la gente se fue a su casa a trabajar, todo eso lo pusieron los trabajadores, en su mayoría, pero, poco a poco, la situación ha cambiado y las empresas han aportado más medios», según sus datos y continúa explicando que esa situación pudo provocar algún malestar al inicio, pero lo cierto es que los trabajadores también ganaban por otro lado, al no tener que hacer desplazamientos, con el coste que eso supone.
«El aspecto del material es algo que debe mejorar, está claro, aunque, en realidad, la legislación actual ya dice que los elementos de trabajo los debe aportar el empleador», concluye Pérez.
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