Empleados de Google en todo el mundo protestaron ayer en una acción coordinada a nivel internacional contra la que consideran es una cultura que «protege» a los acosadores sexuales en la empresa, después de que el The New York Times publicase el caso del cofundador de Android Andy Rubin.
De acuerdo con lo revelado por el rotativo neoyorquino, en 2014 el actual consejero delegado de Alphabet -matriz de Google-, Larry Page, pidió la renuncia a Rubin al considerar la compañía «creíbles» unas alegaciones según las cuales este habría forzado a una empleada a practicar sexo oral con él en un hotel.
El cocreador del sistema operativo para móviles Android -que Google compró en 2005- abandonó entonces la compañía, pero su renuncia fue presentada al público como «amigable», no se hizo ninguna mención al escándalo sexual y Rubin recibió una compensación de 90 millones de dólares.
«El artículo abrió una ventana a una cultura que nosotros, como empleados de Google, conocemos bien», indicaron Claire Stapleton, Tanuja Gupta, Meredith Whittaker, Celie O’Neil-Hart, Stephanie Parker, Erica Anderson y Amr Gaber, los organizadores de la protesta de hoy.
«Estas historias son nuestras historias. Las compartimos en voz baja con nuestros colegas de confianza, amigos y familiares. Somos miles de trabajadores, en todos los niveles de la compañía. Y ya hemos aguantado demasiado», apuntaron los organizadores.
La acción reivindicativa consistió en que, a las 11.10 a.m. hora local en cada una de las oficinas de Google en el mundo y durante unos minutos, los empleados que quisieron abandonaron su puesto de trabajo y salieron a la calle.
Las protestas se iniciaron en los edificios que la compañía tiene en ciudades asiáticas como Singapur y Tokio, se extendieron por Europa en plazas como Londres, Dublín, Berlín y Zúrich, y finalmente alcanzaron Estados Unidos con acciones en Nueva York, Chicago y varios puntos de California.
En el estado de la costa oeste de EE.UU., los trabajadores salieron a la calle en Mountain View (sede la empresa), San Francisco, Sunnyvale y San Bruno.
Horas más tarde, el consejero delegado de Google, Sundar Pichai, quien participaba en una conferencia en Nueva York, se mostró comprensivo con «la rabia y frustración que hay en la compañía» y dijo que todos los empleados la comparten, incluso él.
«Momentos como este muestran que no siempre lo entendimos bien (cómo lidiar con casos de acoso sexual), y estamos comprometidos a hacerlo mejor», indicó Pichai, quien aseguró que Google «ha evolucionado como empresa» desde 2014.
En la protesta de San Francisco, llevada a cabo en la zona céntrica del Embarcadero de la ciudad, donde la compañía tiene sus oficinas, los manifestantes portaban carteles en los que se podían leer consignas como «Basta de proteger a los acosadores» y «Yo también renunciaría por 90 millones».
«Todos los empleados de la compañía merecen protección. Lamentablemente, la dirección ha demostrado que nuestra seguridad no es su prioridad. Hemos esperado a que ellos lo resolviesen, pero hemos llegado a la conclusión de que nadie lo hará si no lo hacemos nosotros», dijeron los organizadores.
En la marcha en Nueva York, realizada en el barrio de Chelsea, se podían leer pancartas con mensajes como «Los derechos de los trabajadores son derechos de las mujeres» o «Se acabó el tiempo, empresas tecnológicas».
«Hacemos un buen trabajo respetando al usuario, pero últimamente estamos fallando a la hora de respetarnos los unos a los otros. Y como todos los que estáis aquí, no siento otra cosa más que enfado y un fuerte deseo de hacer las cosas bien», aseguró German Santana, un gestor de socios que lleva siete años y medio trabajando para Google.
Después de que el The New York Times publicase la información relativa a Rubin la semana pasada, el consejero delegado de Google, Pichai aseveró que la compañía ha despedido a 48 personas por mala conducta sexual en los dos últimos años.
Los organizadores de la acción coordinada de ayer presentaron cinco demandas concretas a la empresa, entre ellas terminar con la práctica del arbitraje forzoso en la que cada parte defiende su posición ante un tercero como método de resolución de disputas en casos de acoso sexual o discriminación.
También se pidió un compromiso para poner fin a la desigualdad salarial y de oportunidades; la elaboración de un informe público sobre acoso sexual en la empresa; la creación de un proceso «claro, uniforme, e inclusivo» para denunciar acoso sexual; y que el jefe de diversidad de Google tenga acceso directo al consejero delegado.
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