A la sociedad dominicana le encantan los apodos. En los campos dominicanos se pueden encontrar familias completas y comunidades donde a todos los miembros se les conoce por el sobrenombre.
Es por eso que cuando una figura del deporte, la política, o la sociedad en general se le pega un apodo, se le queda. Bienvenido Rojas, destacado cronista de deportes, a quien llaman “Tomate”, les ha puesto sobrenombres a peloteros: El Matatán Azul (Henry Rodríguez), el Búfalo (Raúl Mondesí), la Tormenta de Don Gregorio (Vladimir Guerrero), el Príncipe Alberto (Albert Pujols) y así muchos más.
En la política dominicana los apodos también abundan. Desde los primeros pasos de la incipiente República Dominicana al tirano Ulises Heureaux le apodaron Lilís y también El Manco. A Buenaventura Báez lo conocían como Pan Sobao y El Mariscal. Pedro Santana era el General de Rompe y Raja.
Al dictador Rafael Leónidas Trujillo lo apodaron El Chivo. Con este nombre se recuerdan la canción “Mataron al chivo”; pero también la reconocida novela de Mario Vargas Llosa, “La Fiesta del Chivo”. Pero al malvado también era “Chapita” por todas las medallas que le adornaban. Al hermano de Trujillo, Héctor, le llamaban Negro.
Los más viejos recordarán que a Joaquín Balaguer le llamaban Elito, quienes lo conocían en su círculo cercano, y a su hermana Emma, Laíta. Pero en la calle a Balaguer le decían El Doctor y Muñequito de Papel.
Al fundador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Juan Bosch, le decían El Ovejo, un título que no caía bien entre sus seguidores, quienes por el contrario le llamaban El Profesor.
A Jacobo Majluta, un político de peso de los años 70, 80 y principio de los 90, cuyo nombre se ha diluido en una avenida, le llamaban El Turco.
A José Francisco Peña Gómez, le decían El Moreno; a Leonel Fernández El León; y a Danilo Medina, antes de ser presidente de la República, El Titán de Bronce, por su vocación a trabajar política. A Hipólito Mejía le dicen El Guapo de Gurabo y en campaña Papá.
En una actividad política del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el presidente Danilo Medina citó a Lidio Cadet y declaró a Gonzalo Castillo: “Un penco de candidato”, queriendo decir que era un gran candidato. De ahí en adelante la sociedad dominicana, por lo alto y por lo bajo, a Castillo le llaman El Penco.
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