El ministro Ángel Hernández asegura que la decisión de que el Ministerio de Educación elabore sus propios libros de texto no es nueva y ha consultado a la Dirección General de Compras y Contrataciones (DGCP), para el proceso que se ha iniciado y en el cual fueron llamados a participar las universidades, academias e intelectuales.
La medida ahorraría al Minerd unos 5,000 millones de pesos al año, que podrían ser destinados a otros fines, explica el ministro en un mensaje escrito enviado a Diario Libre.
De acuerdo a Hernández, con el Plan Decenal de Educación se hicieron libros de texto sin las editoras y duraron en el sistema casi 10 años y la ley prevé como obligación dotar de libros de textos gratuitos a los estudiantes del sistema educativo público.
La DGCP ha certificado que las obras científicas pueden ser contratadas directamente por la especialidad del conocimiento de que se trata.
Hernández explicó que se invitaron las Academias de Historia, de la Lengua y la de Ciencias y a universidades donde, por la naturaleza de su trabajo, están los intelectuales más conocidos del país y que puede participar del proceso cualquier otro autor independiente, si tiene la formación y la experiencia necesaria.
«“Los derechos de autor serán pagados y preservados y el Minerd asume la explotación no comercial de la obra”»
Ángel Hernández
Ministro de Educación
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Otro aspecto que destaca el ministro de Educación, es que con esta decisión se fortalecerá también, con libros ya probados, la alfabetización en tiempo oportuno en los primeros grados y se harán libros de texto y cuadernos de trabajo”.
De acuerdo a lo establecido
Continúa explicando el ministro: “La Dirección de Currículo estará involucrada directamente en el proceso de elaboración y supervisión de la producción editorial. Se espera producir dos series de suerte que los docentes puedan elegir el libro que consideren mejor”. Hernández detalló que habrá una versión impresa y otra digital que los niños podrán usar cuando quieran y desde donde se encuentren.
La meta del Minerd es tener los libros para el año 2023- }24. Y si no es posible, el año siguiente, pues es un proceso que está en curso.
Habrá licitación
El ministro Hernández dijo que la impresión se hará mediante una licitación pública donde todas las empresas con capacidad probada podrán participar.
Aunque la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) evaluó los libros de texto para los niveles inicial y básica y de secundaria el ministro afirma que el organismo no tiene facultad para aprobarlos en el sistema educativo dominicano, sino que es una competencia de la Dirección de Currículo.
Confirmó la participación de la UASD, UNPHU, PUCMM, Fe y Alegría, entre otras y aseguró que todo el que quiera participar del proceso de elaboración de los libros de texto será evaluado. “Esperamos que todo el que tenga competencias probadas pueda ofrecer sus conocimientos para que el país disponga de buenos textos, gratuitos para los niños, niñas y adolescentes. No se discrimina a ninguna institución académica ni persona. Todo el que quiera y pueda aportar será bienvenido”, concluyó el ministro Hernández.
Reacciones
Pocas instituciones han opinado sobre la decisión del Consejo Nacional de Educación que manda al Minerd a elaborar los textos.
La Asociación de Editores y Distribuidores de Libros de la República Dominicana (Asedilird) no emitirá, por el momento, ninguna opinión sobre el tema.
Tampoco se ha expresado la otra asociación que agrupa a los editores de libros de texto, ni la Asociación Dominicana de Profesores, (ADP), aunque Diario Libre ha hecho esfuerzos por lograr su opinión.
Medida saludable
La exministra de Educación, Ligia Amada Melo, se alegra y apoya la medida y dijo que en la gestión que encabezó, desde 1996 hasta el año 2000, implementó esa medida y asegura que le dio resultados positivos.
“Contrataba profesores especialistas en las diversas áreas del conocimiento, preferiblemente universitarios para que escribieran los libros. Se les pagaba el derecho de autor y luego los resultados se sometían a licitación con las editoras. Eso permitió que los libros salieran a un costo muy razonable, lo que nos permitía entregarle a cada niño siete libros, uno por cada área, incluyendo el nivel secundario”, explicó.
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