BEIJING (AP) — Zhuang Xue subió al metro por primera vez después de varias semanas de trabajar desde casa. Sentía cierta calma mientras viajaba a su oficina, a pesar de utilizar cubrebocas y lentes protectores.
La agente de compras de 29 años se unió a otros oficinistas a los que finalmente se les permitió el lunes volver a sus cubículos en Beijing, donde prácticamente no se han reportado nuevos casos de COVID-19 en los últimos días.
Las autoridades extendieron las vacaciones con motivo del Año Nuevo Lunar que comenzaron a finales de enero, ordenándole a la mayoría de los trabajadores de la ciudad permanecer en casa para ayudar a contener la propagación de un virus que ha infectado a más de 110.000 personas en todo el mundo, la mayoría de ellas en China.
Zhuang, con sus anteojos empañados por el frío de la mañana al salir de la estación, dijo que llevaba semanas preparándose para este momento, ejercitándose en casa e intentando comer lo más saludable posible para fortalecer su sistema inmunológico. Llevaba consigo pañuelos desinfectantes y una botella de agua.
“Todos están bastante conscientes”, declaró Zhuang.
No es precisamente la vida de siempre. Temiendo un resurgimiento de casos, el gobierno está llevando la situación de forma gradual.
El gobierno de la ciudad de Beijing requiere que el número de personas en cada oficina se limite a no mas del 50% del personal. El uso de mascarillas es obligatorio y los empleados deben estar sentados a por lo menos un metro (3,3 pies) de distancia. Los empleados no pueden sentarse uno frente al otro al momento de comer.
Medidas similares se han implementado, a distintos niveles, en otras partes del país conforme se reduce el número de nuevos casos.
China reportó el martes apenas 19 nuevos casos del virus. El mes pasado, la cifra de nuevos casos era de miles a diario. Al menos 59.000 personas en China continental se han recuperado de la enfermedad, según la Comisión Nacional de Salud, mientras que se han registrado más de 3.000 decesos.
Mientras las ciudades chinas experimentan con la lenta reanudación de sus actividades, otros países están cancelando concentraciones públicas, alentando el trabajo remoto y — en el caso de Italia — siguiendo los pasos de China con un cierre de las regiones afectadas.
“Ahora podría ser más grave en el extranjero”, dijo Yang Tianxiao, trabajador financiero que ya tiene un par de semanas en su oficina.
“Creo que China está bien”, declaró Yang. “Las cosas vuelven lentamente a la normalidad”.
Los periodistas de Associated Press Joe McDonald Yu Bing en Beijing contribuyeron a este despacho.
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