Desde que asumió la administración del país, el 16 de agosto pasado, el presidente Luis Abinader ha sido contundente en su postura de castigar la corrupción, flagelo del cual se dice que sacó a la gestión morada de poder y que el mandatario tomó como bandera del cambio.
Y hasta ahora ha predicado con el ejemplo: un funcionario del Ministerio de Salud Pública que, supuestamente estaba cobrando por nombramientos, fue despedido y puesto bajo investigación de la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (Digeig), que dirige Milagros Ortiz Bosch.
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