La advertencia la hace el empresario turístico Frank Rainieri, presidente de Grupo Punta Cana, en referencia a la apertura de turismo
El empresario de la industria turística calculó que entre los meses marzo y mayo Punta Cana dejó de recibir 600 mil turistas extranjeros.
Explicó que si se multiplica a razón 1,200 dólares por turista, entonces la economía, solo por vía de esa zona del país ha dejado de percibir alrededor de US$700 millones hasta la fecha.
Pero no solo el turismo ha sido golpeado, sino otros sectores que forman parte de la cadena en torno a este, entre ellos la construcción y la agropecuaria. El empresario calcula que en 2019 el 15% de la producción de cemento nacional, excluyendo el sector gobierno, fue consumido por la construcción de nuevos hoteles y vivienda en la provincia La Altagracia (parte Este de República Dominicana).
Pero Rainieri luce optimista y apuesta a que el turismo dominicano volverá a tomar el carril que por años ha ocupado. Un carril que lo ha posicionado como uno de los más importantes en el Caribe.
“En estos cincuenta que cumplí ya en esta industria no es la primera vez que sufrimos golpes. Hemos vivido otras situaciones, diferentes, pero también fuertes”, indicó.
Citó entre esos golpes el huracán Georges, año 1998, cuando se paralizó todo en la industria turística de Punta Cana; la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, que llegó a paralizar práctica el mundo por meses, y el atentado a las Torres Gemelas, en septiembre de 2001, que impactó también en el desenvolvimiento del mundo.
“Esta crisis es diferente, porque es económica, social y de salud. Es cierto. Pero en los años 80, cuando el VHI Sida, tuvimos serias dificultadas con otro grado, porque los turistas no quería viajar por temor a contaminarse. Pasamos unos años difíciles. El Sida mató 2.2 millones de personas en dos años, y en ese entonces no se contabilizaba la gente que moría dentro de la órbita soviética. Quiere decir que murió posiblemente más gente”, rememoró.
Lo hizo al participar en el VI Conversatorio Virtual de la Asociación Dominicana de Prensa Turística (Adompretur), titulado “Situación actual y retos del turismo dominicano”.
Desde su punto de vista, la reapertura del sector turismo va a depender mucho de la actitud que tengan los dominicanos, empezando por el Estado sobre la industria.
“Digo esto porque si somos los últimos en montarnos en el tren, es posible que el tren se nos haya ido, porque otros mercados ya han abierto y otros ya tienen fecha de reapertura”, expuso.
Indicó que los países que son competencia del dominicano o han abierto o están abriendo, con protocolos muy claros sobre la industria turística.
“Hemos estado cerrados todos estos meses y todas las cadenas hoteleras han sufrido. Las cadenas hoteleras más importantes que hay en República Dominicana son las mismas que tienen hoteles en otros destinos y competencia nuestras en otros países. SI ya le han dado el banderazo de abrir en Cancún o en Jamaica, todo su esfuerzo lo van a poner donde le dieron el banderazo… donde le abrieron primero”, advirtió.
FASES Y REAPERTURA DE HOTELES Y AEROPUERTOS
La segunda fase del plan de “desescalada” de las restricciones impuestas por el Ejecutivo por la pandemia de coronavirus, que inicia este miércoles 3 de junio, incorporará actividades que no estuvieron en la primera.
Entre ellos figuran los comercios que funcionan en centros comerciales (como las denominadas plazas), el transporte colectivo privado de pasajeros y las empresas de juegos de azar, exceptuando los casinos.
Esta etapa número dos establece que en las microempresas podrá trabajar el 100% de su personal y las pequeñas empresas podrán incorporar hasta el 75% de su personal, mientras que las empresas grandes y medianas podrán operar con hasta el 50%.
Será en la fase 4, estimada para el próximo 5 de julio, cuando todas las empresas reanuden sus labores con el 100% de su personal y ahí se reactivará el turismo, abriéndose hoteles y aeropuertos, así como los gimnasios y los comedores de los restaurantes. Será en esa etapa (en la 4) cuando el país habrá retomado la normalidad económica. No se sabe con certeza cómo estará para ese momento la cuestión propia de la salud, o sí habrá avanzado o reducido el contagio de COVID-19.
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