Cada 27 de febrero, la República Dominicana rinde honores a los hombres y mujeres que, ese día del año 1844, armados de valentía salieron a terminar lo que ya habían iniciado durante un tiempo, consumar el deseo de convertirnos en una Patria libre e independiente de toda denominación extranjera.
Pero, además, también es la fecha establecida constitucionalmente, para que el presidente de la república rinda cuentas o presente las memorias de la gestión del último año de su gobierno en curso. Ambos acontecimientos se cumplieron como de costumbre.
Previo al discurso de rendición de cuentas que debe pronunciar el mandatario de turno, cada año, la población se forja expectativas sobre una larga lista de temas que a su entender deben ser abordados por este al momento de hablarle a la nación, lo cual en el 90% de los casos nunca sucede, porque las rendiciones de cuentas no son entrevistas, son para informar a los ciudadanos sobre obras e iniciativas emprendidas por el gobierno durante ese año.
Este año, por ejemplo, la ciudadanía esperaba que el presidente Danilo Medina tocara temas como: la corrupción, el caso odebrecht, los inmigrantes haitianos, la delincuencia, Ley de Partidos, reelección y hasta de los últimos movimientos en su gabinete.
La oposición política jugó su papel, pues como era de esperarse, sus cañones fueron enfilados a contradecir todo lo expuesto por el jefe de Estado.
Es de mezquinos no reconocer los aciertos que tuvo este último año de la gestión de Danilo Medina. La puesta en marcha de un teleférico, el cual conectará con líneas del Metro y autobuses, pudiendo utilizar varios servicios con un mismo ticket, significará un ahorro extraordinario en transporte para cientos de miles de ciudadanos que viven en la capital.
Conexión de distintas comunidades de todo el país con la construcción de carreteras, puentes, elevados y circunvalaciones, fortalecimiento de la seguridad social y las Pymes, la creación de nuevas fuentes de empleo, la continuación de inversión en el campo y el anuncio de iniciativas que garantizarán un retiro digno a los dominicanos que residen en el exterior. Eso impacta directamente a la gente.
Como diría un amigo “las obras están ahí, el que tenga ojos para ver, que vea”.
Evidentemente todo no es color de rosas para los gobiernos, ya que hacen falta tres grandes revoluciones como son: la del sector salud, la cual debe iniciar con la terminación de los hospitales que están siendo intervenidos, la del sistema migratorio y la tan anhelada revolución en términos de seguridad ciudadana.
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