Los incentivos monetarios aplicados desde agosto del 2017 hasta junio del 2018 impulsaron la expansión a través del consumo y la inversión privada
Cuando en enero el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco Central reportó un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de un 6.8%, evidenció que la economía inició el año creciendo por encima de sus potencial.
Ese inicio mostró un dinamismo económico que se mantuvo en todo el año. Aunque con fluctuaciones en la tasa de crecimiento mensual, ninguna de las cuales quedó en un nivel inferior a la meta que se había establecido en el programa monetario del Banco Central, que era una expansión del PIB de 5.5%.
La economía en el 2018 cosechó el impacto de los incentivos monetarios concedidos por las autoridades monetarias para sacar la producción nacional del estancamiento en que cayó durante el segundo y tercer trimestres del 2017. Esos incentivos, dirigidos a dinamizar la actividad económica mediante el incremento del consumo y de la inversión, provocaron que el crédito bancario al sector privado creciera en la primera mitad del año a una tasa promedio de 13%.
La aceleración bajó de ritmo cuando las autoridades monetarias comenzaron a desmontar los incentivos monetarias a partir del séptimo mes, pero aun así el crecimiento mensual se ha mantenido por encima del potencial, es decir superior al 5.5%. En su reunión de política monetaria del 30 de junio, el Banco Central aumentó su tasa de política monetaria en 25 puntos básicos, de 5.25% a 5.50% anual, medida de carácter restrictivo con potencial de restarle velocidad al crecimiento económico. Hubo una ligera pérdida de velocidad. De un crecimiento del IMAE de 6.8% en junio, cedió a 6.6% en julio (el primer mes de vigencia de la aumentada tasa de política monetaria), a 6.4 por ciento en agosto y 6.1 por ciento en septiembre.
Crecimiento y precios estables
El elevado crecimiento mostrado durante todo el 2018 fue logrado en un ambiente de relativa baja inflación, al punto de que en noviembre último el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue negativo en 0.35%, permitiendo acumular para los primeros 11 meses del año un nivel inflacionario de apenas un 1.39%.
La política monetaria tuvo un papel protagónico, tanto en promover el crecimiento vía la expansión del crédito a la producción y al consumo, como en evitar que la aceleración de la economía calentara los precios internos.
Aunque el propósito no declarado del cese de la proactividad de la política monetaria era bajar la intensidad del crecimiento para prevenir desequilibrios en los precios internos, la tasa de crecimiento de los últimos tres meses del ano se mantendría en torno al 6% de crecimiento mensual, por el impacto que tendría el comercio y tres eventos de gran magnitud que se ejecutaron en el último tramo del 2018: las ferias automotriz de los bancos de Reservas y Popular, y el Viernes Negro. Esos tres eventos, celebrados entre octubre y principio de diciembre, figuran entre las principales manifestaciones de consumo que mueven el comercio, el tercer más importante sector que empuja el dinamismo económico.
Como para los primeros nueve meses del año la economía dominicana registró un crecimiento interanual del PIB) real de 6.9%, se estima que el nivel pueda mantenerse como promedio para el 2018, porque con o sin incentivo monetario, el último trimestre del año es el período de mayor demanda de crédito, históricamente. Las empresas reponen inventarios de productos terminados y de materias primas e insumos, y procuran liquidez para pagos extraordinarios para compromisos que aunque previstos, como la regalía pascual, demandan mayor capital de trabajo.
El robusto desempeño de la economía en el período enero-septiembre, aunque impulsado por las medidas de flexibilización monetaria que estuvieron en vigencia desde concluido el segundo cuatrimestre del 2017, proyecta que el ciclo alto seguirá aunque sea en sectores que todavía asimilan remanentes del impulso.
El propio Banco Central ha estimado que la economía seguiría creciendo por encima de sus potencialidades durante todo el año 2018. Y ha proyectado un nivel de alrededor de 6.5% para el cierre, que pudiera ser una estimación conservadora, como suele hacer la entidad.
Las actividades económicas de mayor aporte en términos de valor agregado real, este año han sido Construcción, que para los primeros nueve meses contribuyó con un crecimiento de 10.9%), Zonas Francas (12.0%), Comercio (8.9%), Salud (8.7%), Comunicaciones (8.0%), Servicios Financieros (7.7%), Agropecuario (6.9%), Transporte y Almacenamiento (6.7%), Manufactura Local (6.3%), Energía y Agua (6.1%), Hoteles, Bares y Restaurantes (5.4%).
De ese grupo de sectores, el comercio, turismo, zonas francas, servicios financieros, transporte y las comunicaciones tienen amplias posibilidades hasta de aumentar sus niveles de crecimientos, por condiciones estacionales que tienen cada uno de ellos. l
Comercio, turismo y banca en temporada alta
Ejemplo de las actividades económicas que se espera que por su comportamiento histórico se activen a fin de año, son el comercio todos los renglones, el turismo (hoteles, bares y restaurantes) entra en temporada alta, el transporte tiene mayor demanda, los servicios financieros entran en su temporada más alta y la producción agropecuaria, en los renglones carnes avícola y porcina. También la industria de bebidas alcohólicas y gaseosas, y las del subsector harinas.
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