Continuar con nuestra vida después de un divorcio puede llevarnos meses y hasta años, dependiendo de lo traumático que haya sido y las circunstancias. Durante ese tiempo se pueden experimentar muchos tipos de emociones y dolores, pudiendo estar mucho más vulnerables al estrés, al fracaso, al dolor y a las enfermedades físicas. En resumen, sentir una gran depresión.
El divorcio suele ser más sencillo cuando la pareja no tiene hijos en común, pues de lo contrario continuará el contacto entre ambos, por lo menos hasta que los niños sean mayores.
Se recomienda tomarse un tiempo de duelo para desahogar el dolor, cicatrizar las heridas, valorar lo bueno de esa relación, agradecer lo poco o mucho que se haya vivido y decidir salir del caparazón para volver a vivir aprendiendo lo que debe dejar de hacer y lo que a partir de hoy sí puede.
El divorcio afecta no solo a la pareja, sino también a los hijos, a la familia, amigos, etcétera. Tener una buena red de apoyo es muy importante para superar este proceso en el que tendrás sentimientos encontrados y gastarás mucha energía intentando procesarlos todos, lo que hace que la persona se sienta más cansada de lo normal.
No confundir
Muchas personas asocian la tristeza con la depresión, pero la tristeza solo es uno de los diversos síntomas de la depresión. Otros síntomas comunes en una depresión son desesperanza y pesimismo,
falta de concentración, falta de motivación, pérdida del apetito y del deseo sexual, irritabilidad, dificultad para dormir, entre otros.
Algunos consejos que pueden ayudar a superar este momento son alimentarse
sanamente, dormir las horas correctas, mimarse y quererse a sí mismo, socializar, hacer ejercicio físico, hablar con un buen amigo y aceptar ayuda de tus seres queridos. Si aun así te sientes muy triste y cabizbajo, reconoce que necesitas la ayuda de un profesional de la conducta con el que te puedas desahogar, sabiendo que no vas a ser juzgado o criticado.
El terapeuta
Es una persona formada que te escuchará activamente comprendiendo cómo un divorcio afecta y cambia la vida de las personas. Te proporcionará un lugar seguro en el cual podrás abrir tu corazón y hablar libremente sobre tus emociones y miedos, especialmente aquellos que son más privados y de los que no quieres hablar en otros momentos. También puede proporcionarte estrategias para gestionar el estrés, el duelo, los pensamientos negativos, etcétera.
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