SANTO DOMINGO. Ante la presión de un mercado petrolero inmerso en una tendencia alcista, el gobierno terminó ajustando sus expectativas: las autoridades económicas fijaron en US$60.3 el promedio del barril petrolero referencial que utilizarán para calcular las cuentas presupuestarias de este año, un valor que está 24 % por encima del precio estimado originalmente para 2018.
En el documento Panorama Macroeconómico, que sufrió una revisión el pasado 20 de marzo, se asumió la nueva referencia de la cotización del hidrocarburo, pero no se tocaron otras variables como el pronóstico de crecimiento económico, de inflación o de depreciación del peso.
Ese nuevo precio asumido supera en US$11.7 la cotización por barril que se definió en el Presupuesto General de Estado 2018, lo que significaría que el gobierno tendrá que redireccionar un monto de cerca de 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) para costear las importaciones de petróleo que requiere el país. Según un reporte que presentó el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) recientemente, por cada US$10 que se eleva el precio del petróleo en los mercados internacionales, el gobierno debe destinar US$700 millones más para costear la factura petrolera.
En el año 2017 República Dominicana importó productos petroleros por US$2,846 millones, a un precio promedio por barril de US$47.16. Fueron unos 60.3 millones de barriles que se importaron de crudo, gasolinas, gasoil, gas licuado de petróleo y gas natural, fuel oil, avtur y gasolina de aviación, entre otros.
¿Seguirá subiendo?
Esta semana las cotizaciones del hidrocarburo alcanzaron niveles no vistos en más de tres años, avivando los temores de una carrera alcista en el mercado petrolero. El repunte de los últimos días se ha relacionado con la decisión de Estados Unidos de abandonar el pacto nuclear con Irán y retomar las sanciones contra ese país, que incluyen limitar las exportaciones de sus productos petroleros.
Firmas internacionales de análisis son prudentes ante el impacto que pudiera tener la ruptura de ese acuerdo y las sanciones sobre el mercado petrolero, en momentos en que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mantiene un esquema de recortes de producción que se acordó precisamente para reflotar las cotizaciones del crudo, que llegaron a tocar mínimos de US$30 el barril a inicios de 2016. Pero algunas avizoran que al petrolero todavía le queda camino por subir. Goldman Sachs estima que el Brent podría subir US$6 en los próximos meses y no descarta que en 2019 toque de nuevo los US$100 el barril. No solo le preocupa Irán, que representa cerca de 4 % de la producción mundial, sino también Venezuela, que en apenas un año redujo su producción petrolera en 32.5 %, de 2.23 millones a 1.5 millones de barriles diarios, según datos oficiales.
¿Qué ha dicho el gobierno?
República Dominicana, como los países del Caribe, tiene una alta dependencia petrolera. Las compras de hidrocarburos buscan cubrir la generación de energía eléctrica y el consumo de combustibles para el transporte terrestre. El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, dijo recientemente que en el primer trimestre la factura petrolera creció 29.4% con relación a igual periodo de 2017, producto de la subida de precios del hidrocarburo en los mercados internacionales.
En marzo, el ministro de Hacienda, Donald Guerrero, había dicho que en el Presupuesto General del Estado 2018 se calculó el precio petrolero asumiendo la posibilidad de que el promedio del año orbitara en torno a los US$65 el barril, pero sus expectativas eran que el crudo no subiera de ese nivel.
En la actualidad República Dominicana compra petróleo “en las mejores condiciones que ofrece el mercado —según dijo en marzo el ministro de Hacienda— a Nigeria, Estados Unidos y, en menor medida, a México y Venezuela. Buena parte de las importaciones van directo a la refinación en Refidomsa, la instalación donde el Estado dominicano tiene la mayoría accionaria y la estatal venezolana PDVSA el 49 % de la titularidad restante.
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